viernes, 14 de diciembre de 2007

Violencia de genero a hombres


Avanza algunos de sus contenidos, que señalan que la víctima real de la ley contra la Violencia de Género ha sido el hombre. Erin Pizzey, la feminista que abrió el primer refugio para maltratadas en Londres, señala: "La violencia no es cuestión de sexo. De las primeras 100 mujeres que entraron en mi refugio, 72 eran más agresivas que sus maridos".
Y es que en España hay una realidad invisible, que raramente aparece en los medios: la persecución sistemática del hombre por el mero hecho de serlo, la violación continua de su derecho a la presunción de inocencia, su condena sin ser oído y la creencia unánime de que un alto porcentaje de los varones son maltratadotes genéticos, y que hay que darles caza, sin tregua ni cuartel... Una ley destinada a perseguir al hombre, a veces sin otra prueba que la denuncia telefónica de su compañera, no tiene parangón en ningún país europeo. La medida podría tener justificación si la violencia familiar fuera superior a la del resto de los países del entorno. Ocurre lo contrario. España es uno de los paises más pacíficos de Europa. Un informe del Centro Reina Sofía del 2000 revela que la tasa de uxoricios era del 2,44 por millón, cifra por debajo de la cual sólo estaban Islandia, Irlanda Holanda y Polonia. El resto de las naciones "civilizadas" -Finlandia, Dinamarca, Suecia, Rumania, reino Unido, Italia, Alemania o Francia- ofrecen cifras de asesinatos de mujeres hasta cinco veces más altas.
La decana de los juzgados de Barcelona, María Sanahuja, fue linchada públicamente por asegurar que las denuncias de malos tratos estaban colapsando los juzgados y que la ley judicializaba conflictos familiares menores impidiendo el perdón y señala El Mundo en su editorial, la solución habrá que buscarla más en la prevención y en la dureza del castigo a los verdaderos asesinos, que en la criminalización de todos los supuestamente potenciales.


Critica:

Ahi lo tienen los hombres no somos criminales, tampoco victimas sino que somos incomprendidos que ante la simple denuncia sin aporte de pruebas de pruebas por parte de la mujer pueden juzgarnos y enchironarnos y en cambio a las mujeres que maltratan porque tambien las hay no se les hace nada porque que hombre admitiria que su mujer le pega.

Editores: Sebastián Egea García y Aleix Viadé Llopis

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